Antonia Ceada Acevedo

Carta a la vida

No te pedí.

Fuiste tu quien requirió mi energía, mi materia, mi ser...y llegué.

No recuerdo cuando aparecí, más tarde me lo contaron personas que me enseñaron a decir papa y mama; Ellos me alimentaban.

 Tampoco recuerdo  si yo lo reclamaba,me aseaban,me besaban,me acunaban,me abrazaban  y por todas estas cosas y más,más tarde, me di cuenta,cuando me llego el conocimiento,que eran lo único que tenia además de ti.

Esta materia y energía junto al proceso que conlleva pertenecerte ,hizo de mi una niña,una adolescente,una mujer ;un ser humano.

De tu mano he recorrido caminos,siempre caminando hacia delante. Esos caminos llenos de veredas fueron enseñándome ,como mis padres hasta abandonar  el nido,lo malo y lo bueno,lo feo y lo bello, de todo aprendí, más a ti,te acompaña la inteligencia.

Nunca me advertistes de esas veredas,de esos   laberintos en  los cuales los  humanos nos perdemos,nos deterioramos.

Conocí  la adversion,la tristeza,el dolor;era  como  una niebla fría que golpeaba mi cuerpo

Y  reducía mi alma.

-nunca fuiste a  liberarme

-¿Cuantas veces caí prisionera en las garras de aquellas veredas?

Ya no estaban mis padres,sólo,te tenia a ti ; tu sigilosa e inmutable conmigo ,más yo sin ti.

¿Por qué nunca secaste el sollozo que fluía de mis ojos y erraba  por mi semblante?

Tampoco acudiste a apartarme de las tempestades de las que deseaba huir.te quedabas estática observándome. Tanto luche por  obviarte...

Más tú ,empecinada ,en ser la única  espectadora , de la película de suspense en la que fui la protagonista.

Después de conocer lo malo y lo feo, aprecié de seguida el amor que nacía de mi para otros seres, en otras veredas ;el dulce vuelo de unas manos recorriendo  la cáscara  de esta materia,ese aleteo de labios  que se posaban  en mis orillas para adentrarse en mi ,reposar en mi,  sedimentar en mi  y utilizarme a mi

Sentí la preñez en mi abdomen y como una rosa me abrí  espléndida y vigorosa  para alumbrar...

el resto de  mis sendas.

Nunca duro demasiado la felicidad,pero tú seguías  negociando mi futuro.

Me has traído hasta aquí, en este tiempo que comparto contigo,más hoy no te reclamo nada...

Me enseñaste a ser sumisa ,a conformarme,a  doblegarme ,a  no exigir.

Otra  vendrá por mí para ganarte la batalla,pues sabe que  eres una débil castigadora y que juegas con los seres a tu anhelo.

Nada he de devolverte.

 Unicamente te agradezco  lo que ni tú , ni la otra me podréis hurtar ;mi alma,mi síntesis,mi camino  y mis ganas de navegar .

Eternamente seré libertad.

 

Gracias vida por lo poco que me das, más aun así, soy  persona rica porque nada tengo.

 

Antonia Ceada Acevedo