Oda a la Muerte
Inconmensurable manto negro,
abriga tu hermético esqueleto,
esotérica y mortal mirada,
que jámas, ha sido intimidada.
Acechas desde la otra orilla del río,
flotando entre las espigas del campo,
de romántico y primor sombrío
absorbiendo las vidas con llantos.
Ten miedo. No te puedes esconder,
de lo inevitablemente invisible,
intangible, de carácter romántico y pernicioso,
relativo a la acongojada muerte, que besará tu rostro.
Maravillosa verdad irrefutable,
ataráxica hacia los mortales,
tus manos han recolectado millones de almas,
enfermos, que levantas de sus camas.
Muda y ruidosa belleza
a todos has de hacer compañía,
con tu frívola sombra inerte,
en todos aquellos que ahora mueren.
Bésame aún que no tengas labios,
divina teleología de la vida,
razón por la cual he nacido,
y experimentar, el fin de mi camino.
Sagrada y nutritiva tautología,
anhelada y temida moraleja.
A las almas del prójimo en agonía,
con tus encantos mórbidos alejas.
Reina del mundo,
compañera de los moribundos,
segura recompensa,
de una vida, que hoy, en algún lugar... comienza.
Algún día vendrás por mí,
no se ni como ni cuando,
pero si he de morir,
conquistáme con encanto.
Me muero, por besar tu fría boca,
y hacerte el amor, en mi agonía,
preciosa muñeca de hueso,
besáme, aún que esté muerto.
Mientras lees cada palabra, un alma es cosechada.
y tú, no estás indemne.
BlackLyon