( CONTESTATARIOS )
- II -
Quebramos el cielo
y tuteamos a dios,
entre risas y versos enlodados
rescatados de todas las vilezas
que acuñaban nuestras biografías.
Éramos una voz elevada,
ni siquiera nada solvente
para los que suspendían el futuro
entre estadísticas de riesgo.
Nos dio por dejar de movernos,
conocida ya la vacuidad divina,
y pudrirnos juntos, y distantes,
hasta que el hedor nos semejara.
(Kabalcanty. 2012)