Son siempre las amistades
las que te empujan al vicio
causando un gran estropicio
llegando incluso a maldades.
Era ama de casa y esposa,
amante del buen camino,
poco a poco cayó al vino,
sintiendo que se destroza.
Ansiedad que parte su vida,
corazón que lacera su pecho,
dolor que empuja al despecho,
la lleva hacia la bebida.
Pero un buen día llegó,
y dijo ¡no más alcohol!,
de nuevo le alumbró el sol,
sintiendo que DIOS la tocó.
Y se volvió a levantar,
diciéndole a sus amigos,
pongo a mi DIOS de testigo,
que es solo cuestión de intentar.-
Por: Alejandro O. de León Soto
Tijuana, BCN., MEXICO, Dic.02/12