Ayer por fin dejé de ser
un anónimo desconocido
le pedí prendas a otros,
pasando a ser, un n.n. conocido.
Como llevaba vestidos,
de don juan anodino,
un hombre me dijo hola
vas en mi mismo camino.
Le contesté soy un tipo
con nombre y apellido,
nunca de ahora en adelante
voy a ser incognito desaparecido,
¡no ves como voy vestido!,
con ropa de un extranjero,
fíjate en mi salero
pasando entre la gente.
Después de tantos años
con esta ropa prestada,
dejaré ser un extraño.