Hector Adolfo Campa

¡Quiero ser el viento!

¡No lo quiero!, no quiero ser solo un susurro en el viento,

¡Quiero ser el viento!, ser un alma de la que los seres respiren,

Ser íntimo con todos, hasta el día de sus muertes;

Quiero ser el viento, las caricias de los amantes,

Los alientos y suspiros jadeantes,

Una briza que mueva el roció y las nubes;

Quiero ser el aire.

 

¡No lo quiero, no!  No quiero ser el hombre que regale rosas,

¡Quiero ser la rosa!, quiero que me tomen las amadas y respiren mi aroma,

Que los hombres me escojan como el más bello para su amada musa,

Que la belleza de mi naturaleza sea el obsequio perfecto,

Un regalo, un pretexto,  un alago o un instrumento;

Quiero ser una rosa, con el que un hombre acaricie las periferias de una exquisita silueta,

La que una mujer bese, cuide y llene de cuidados hasta que muera marchita,

Crecer silvestre, crecer salvaje y única entre miles;

Solamente, quiero ser una rosa.

 

¡No lo quiero!, no quiero ser un poeta atado a las letras,

Quiero ser las letras, quiero atar las almas de mis lectores,

Quiero ser el poema que regalen las parejas o los amantes,

Quiero ser una hoja amarillenta, que envejece hermosa entre millones;

Quiero ser poema, un verso al vacio que con mi forma de viento se valla al infinito,

Unas palabras con las cuales suspiren los vivos, y renazcan los muertos,

Ser ese que todos recuerdan, pero nadie conoce,

Ser la magia infinita, que entre los enamorados se esconde;

Quiero ser un poema.

¡No quiero! ¡Y lo reitero!, no quiero ser un maldito creador de lagrimas y penares,

¡Quiero ser la lagrima misma! Un ser salado y cristalino, que recorra mejillas besando dolencias,

Ser guardado en el recuerdo, o perdido al instante,

El pretexto de catarsis, el ángel caído del sentimiento;

Quiero ser una lagrima, ¡una o cientos!, pero quiero serlo,

Una petición de auxilio, un “no me dejes, te necesito”,

Ser la braza acuática que arde en el pecho y brota del llano de un ventanal espiritual,

Solamente un collage de cosas guardadas y olvidadas que se vuelven en manantial;

Quiero ser una lágrima, millares, una dolencia hasta el final.

 

¡Como te lo puedo explicar! No me limites amigo mio, no me veas como un ser finito o mortal,

Soy lo que quiero ser, en lo que mi alma quiera converger,

¡Y te repito que no quiero serlo!, ¡no! No quiero ser un humano más,

Quiero ser el pretexto de los que se dicen serlo,

El odio al eterno por perder la ocasión,

El deseo infinito de hacer el amor,

Ser el que reza o el que maldice,

El que se baña en el rio o entre  lozas y jacuzzis,

Quiero ser el que se unta en una herida, que sana y fortifica,

Quiero ser tus vitaminas, tus risas y tus manías;

Quiero ser lo que te hace humano, no solo un concepto,

Si no todo cuanto tu crees incierto.

 

No quiero serlo, un simple e incomprendido animalejo,

Quiero ser un infinito te quiero,

Una simple molécula en todo el universo,

No un dios, pero si un ciervo;

No un demonio, pero si quebrantable.

Quiero ser todo, pero no te confundas,

Quiero ser todo, que haga que valga la pena serlo.