Orgasmos oníricos
Estoy tan obsesionado con tu cuerpo
que a duras penas domino mis instintos
-no estoy vacunado con tal anticuerpo-
por más que los encuentros sean sucintos
tan solo con mirarte te desnudo
y cuando estás delante quedo mudo
¡apenas yo contesto a tu saludo!
Y después, en el refugio de mi cama
recreo en mis adentros más de un encuentro
dejando de tratarte como a una dama
y en profanar tu cuerpo yo me concentro
hasta sentir la fuerza de un orgasmo
sacudirse mi cuerpo en un espasmo
que no se describirlo, ni lo plasmo.
Tú qué sabes de mis luchas interiores
y que recorro tu cuerpo, cuando sueño
qué en tu presencia me invaden los calores
siento que de ese cuerpo yo soy el dueño
nadie podrá jamás arrebatarme
mis sueños ni mis gozos, ni a negarme
placeres que mi mente pueda darme.
© Eduardo González Cuartango
02/12/2012 12:45:00