Si alguna vez te acuerdas de mi nombre
pensando sí de ti me he olvidado
y halando en el presente aquel pasado
ruge en tu pecho tu corazón de hombre.
Lo nuestro fue un sentir maravilloso,
un dócil resurgir enamorado,
un tiempo por los dioses regalado
latiendo en ilusiones venturoso.
Bien sabes que te amé con ansias locas
sin buscar en razón impedimento.
Viviendo en veleidades el momento
lubricaron te quieros nuestras bocas.
Mis manos en las tuyas fueron una,
mis ojos en tus ojos miel de amor.
Tú epidermis del alma abrigador,
refulgiendo en el ser cual luz de luna.
Tus sueños y mis sueños, trazo en uno,
emanando torrente de emoción
escurría entre anhelo y convicción,
el futuro seguro y oportuno.
Intervalo de amor imponderable
transcurrido en instantes de inocencia
que el perenne fraguar de la consciencia
enquista con membrana impenetrable.
No fui yo, ni fuiste tú, tampoco ambos,
fue la vida en plausible incontinencia,
que ignorante de empeño y reticencia
disgregó de la ruta nuestros tambos.
No es tu culpa mi amor y no lo es mía,
cada quién continuó por su camino
y en astuta jugada del destino,
solo al tiempo entendimos la ironía.
Siendo así, el sentimiento indefectible
retumbante en radar del corazón,
hoy se impone el rigor de la razón
sentenciando este amor como imposible.
Si hoy la noche me trajo a tu recuerdo
palpitando mi fuego en tu interior,
fundido a sentimiento superior
es que busco cumplir antiguo acuerdo.
Intentando guardar vieja promesa,
negando el sentimiento a cruento olvido,
renuevo aquel amor ayer vivido
siempre qué mi recuerdo a ti regresa.
Eterno es el amor mi bien querido,
en su fuerza trasciende dimensiones
perfilando futuras ocasiones,
para encuentro por almas convenido.
No afanes con angustia tu presente
añorando lo que debió haber sido,
si todo tiene un tiempo merecido
mañana tiene un brillo diferente.
Si eterno el sentimiento se trasciende
poco importa esperar hasta otra vida,
si en verdad por nosotros conocida,
el amor verdadero se desprende.