¡Mirala
como llega!
tan rizada,
enfurecida,
con brío,
con la espesa
luz
de una boca
pegada
¡mi mágica
ola blanca!.
Espuma
que de tu
entrepierna
brota
con gemido
de sol
y orgasmo
de arrogancia
que se va
durmiendo
entre mi piel
de araña.
No fue un goce
de un minuto,
ni el grito
convertido
en relámpago
de la mañana,
tampoco fue
un eterno
suspiro,
ni una piel
que al vibrar
estalla.
Lo tuyo amor
fue un intenso
mar
que entre
su olas
me fue regando
el alma.
Ana@ocaña