Deshilando versos tristes al viento,
Con mi barca a la deriva;
Pena y dolor la vida liba
Enfangando tormento sin aliento.
Quejumbroso como viejo manzano
Floreciendo desdicha ufana;
La soledad el alma profana,
Mi pecho tiene atizado el dolor lozano.
Vacías mis manos abrazan solas,
Taciturnas van las horas moribundas;
Ya con tu sombra no me circundas,
Te llevo el mar en sus olas.
Hoy grito mis Hayes a la noche
Como adolorido eco en dura roca,
Mi labio ya no tocara más tu boca,
Las caricias huyeron en derroche.
Y aunque te pienso mía en desvarió,
Amarte como te ame no fue suficiente.
Si mis besos nunca fueron tu aliciente,
Los tuyos los guardo como un rosario.