El día se obscureció,
el buzón de cartas tapiado
esos ojos almendrados
los párpados han entornado.
La voz escrita selló
esas ideas bonitas,
cuantas letras inmóviles
quedaron sin escribirlas.
Los pensamientos no pasan,
se guardan en una esquina
y cuando menos se piensa
aparecen con inquina.
Ruedan en la memoria
con una precisión exacta
aunque los años pasan,
no se olvida ni se borran.
Están presentes guardados.
Se podrá viajar muy lejos,
pero aquellos concejos
nunca mueren desgastados
el sol de la conciencia
los alumbrará algún día
y flotaran en el aire,
sin alas ni paracaídas.