Ahora cuando escribo es sólo un puñado de tierra sobre el busto
porque no hay nada nuevo que transite la vida,
el camino es el mismo, la vereda se esconde
cuando busco en las sábanas tu cuerpo que se avispa
que pequeño es el mundo cuando sé que te quiero
y que inmensa la hora de sentirte a mi lado…
ese silencio claro de tu boca en mi oído
esa mano callada sobre mi muslo,
como es lento el segundo que transcurre en tu seno
cuando el sostén resbala sobre tu brazo quieto
{(Qué inquietante momento})
-cuando el sostén resbala sobre tu brazo quieto
y cae sobre tu pie
en transparente encuentro-
Me pides que sofoque tu boca con mi boca
y que lento y sagaz te deposite lento
ese néctar de amor… que te aprisione dentro
para que nuestros sexos
decaigan sin aliento.
Después te incorporas mirando en el espejo
mi cuerpo ya dormido
mis ojos medio abiertos, te miran retraídos.
¿Ya no sé si te vistes…?
-ya no sé si me he ido-