ALVARO J. MARQUEZ

EN SOLEDAD

"La luna y yo nos parecemos, qué triste,/ lo de ella con el sol no se dará./ Yo nunca entenderé por qué te fuiste/ ni ella por qué el sol se va".

 

Por sentarme a esperar imposibles,

raíces me salieron y árbol me volví,

un árbol de frutos no comestibles,

ni siquiera el prohibido que te ofrecí.

 

Por esperar que se detuviera el río

y que por fin se decidiera el mar,

que lo destinado a no ser muy mío

el destino lo pudiera transformar,

 

Por esperar a que tan feliz volara

una mariposa que aún alas no tenía,

por querer que el viento sólo soplara

cuando y como a mí me convenía.

 

Por creer que los sueños se realizarían

y esperar en mi realidad ver lo mismo,

por no ver que las distancias que habían

tenían las dimensiones de un abismo.

 

Por no haber llorado cuando llorar debía

y creer que no tendría motivos de llanto,

por ser tan ingenuo e imaginar que todavía

algún canto al amor podría ser mi canto.

 

Por querer a veces que no amaneciera

y creer que sobre el sol tenía influencia,

por pedirle a la luna que ya no saliera

sólo porque me recordaba tu ausencia.

 

Por sobre las aguas querer caminar

olvidando que no soy Dios para eso,

por creer que la boca que podía besar

quizá en mis labios posaría un beso.

 

Por suponer que en el mismo infierno

como un ángel llegaría a encontrarte,

por perder en mi infancia el cuaderno

en el que en cada hoja prometí amarte.

 

Por no aceptarme ya como caballo viejo

y creer que tenía lo indómito del potro,

por querer engañar tontamente al espejo

y jurarle que ése no era yo... era otro.