Antonia Ceada Acevedo

Sábado eterno

En las horas de un sábado eterno,

Toca mi espejo otra piel: la miel…

Raíces de un piano que sabe llorar

Son nuestros brazos apurándose un  sábado.

Te quiero, que tengo cuerpo de sombra

en  el beso de estas hojas secas

Y  en este andén  se queda el ayer,

mi identidad, mis vestiduras, mi  hasta luego.

En las horas de un sábado eterno,

Conectados con un manantial de luna y vino

Y  ternura…y de lugares…y de besos…y de  rutas…

Tú y yo en la séptima rama del árbol de la vida.

 

Me quieres, que tienes nombre  del que alcanzo el sol;

Me muerdes el futuro indiferente,

Me lías, me guias, me firmas, me robas…

Me lates en tu jardín de los sinsabores.

 

En cualquier día eterno nos crecen los días,

desde la mirada de la flor de la aurora,

tu y yo  en las mecedoras  del viento, del aire

amándonos  como sólo el universo sabe amar.

 

Yo seré tu alma,tu seras mi alma

Tu seras mi suerte,yo sere tu magia.

 

Cuanto cabe en una noche de un sábado eterno…

 

 

Antonia Ceada Acevedo©