Parte I
En las afueras de aquella pequeña casa
Cuna y criadero de esperanzas
De cosa reales vividas y de cosas que la mente tranza
Ese porchesito con cafecito en taza
Ahí escuche esta historia, este relato
No es de dolor, y mucho menos de espantos
Es de eso que todos ansiamos tanto
Ese sentimiento bello que nos lleva alto
Eran los años de aquella época que ya no se;
Donde la alcurnia era mas importante que la fe
Los reales acababan con lo que creía usted
A uno le echan otro cuento, quien lo iba a creer
El nombre de ella Yasybit, de origen Ruso
El del simplemente Jesus, muy criollito
Un encuentro fortuito los hizo cruzarse bonito
Dando paso al cuento del que yo hoy hago uso
Luego de una semana de trabajo, en ese su día a día
Tomo el camino hacia la enmarañada ciudad hetera
Sin ninguna condición precisa, sin pensar en etcéteras
Sin saber a ciencias ciertas como le culminaría
De la ciudad ella era una de las más bellas
De excelente talle, del cual hacia alarde
en cada una de sus poses, que hacia cada tarde
cuando los rufianes sin rumbo buscaban una de ellas
Servida la plaza estaba esa tarde soleada para ellos
En su montura Jesus se hizo paso en las calles empedradas
Hermoso corcel rucio blanco de buena caracoleada
Creando envidia en las miradas en los mozos aquellos
En la esquina del norte donde llegaba la bajada
Fue el cruce de miradas intensas de las almas
Sin temores, sin dudas, sin amenazas ni armas
Quedo el tiempo, su transcurrir a esta supeditadas
Avanzaron en su andar sin quitar la mirada uno al otro
En sus pensamientos un infarto de conceptos ocurría
Pues no había palabra que definiera lo que sus ojos veían
Primera pregunta ¿Será esta una realidad o una de tontos?
Jesús cabalga con el pensamiento en aquellos ojos hermosos
Baja de su montura y camina hasta el banco disponible en la plaza
Yasybit al otro extremo alardea de su belleza innata
Lindos collares y zarcillos la adornan, creando un gran alboroto
Se percatan ambos de la presencia del uno y el otro
Yasybit sabe que su alcurnia no le permitiría semejante hombre
Jesús al observar su brillo, su andar, su altivez se dice “no se asombre
Hasta ti voy a llegar, no es hoy, será mañana tú conmigo en el altar”
Sin pensar se acerca de forma sigilosa El caballero a la dama
“Muy buenas tardes bella dama, discúlpeme primero usted
Si todo tiene nombre cual es el de tanta belleza ¿quiero saber?
No soy atrevido, y espero no ofenderle con mis modestas palabras”
Con una sonrisa hermosa con bellas perlas nacaradas
Enmarcada esta obra de arte con una cabellera negra
“Agradecida y alagada por lo que sus palabras albergan
no creo tenga usted la razón, solo es imaginación desatada”
de todas maneras aquí mis gracias, gustosamente Yasybit soy;
la dicha es mía bella dama a sus pies se encuentra Jesús
Suspiros ocultos en las almas se dejaron venir con un ¡no se!
Dejando todo aparte, ambas almas se dijeron aquí estoy
Con miradas esquivas buscadoras, esa tarde se acercaron
Hasta que una banca de esa plaza fue el lugar de la cita
“al cruzarse en la calle donde transitaba, cruce el que dio su vista
Eres una mujer hermosa, no se precisamente lo que me ha cautivado”
“Caballero de hermosa palabras, exagerado me parece que eres”…
“Para nada mi querida y bella dama nunca diria un invento
Le aseguro que le digo lo que es, y no me arrepiento
Me siento bendecido por conocerle y saber quien eres”….
De esa manera cada día con misivas, momentos arrebatados al tiempo
Se fue creando un sentimiento a escondidas del que dirán
Se fue dando un querer del cual en este mundo muy pocos sabrán
Se fue formando aquello que en el cuerpo causa estruendo