ALVARO J. MARQUEZ

A VECES EL AMOR...

\"Tristes pasaron frente a mí/ y nadie supo adónde se fueron/ todos los versos que te escribí/ y los sueños que no se cumplieron\".

A veces el amor tiene estas cosas,
deja de lado sus cosas hermosas
y se convierte en algo que es triste.
Como pasar de huracán de pasión
a una simple brisa que en el corazón
de alguna manera escondida existe.

A veces el amor de ese modo se porta
y puede hacer que nos parezca corta
una sensación que eterna nos parecía.
Se esfuman besos y caricias en derroche
y damos paso a una entristecida noche
o tal vez a un muy poco afortunado día.

A veces el amor de odio se nos disfraza,
de extraño suceso que ocurre, que pasa
y cambia de un plumazo las expectativas.
Le quita la certeza a cosas que eran ciertas
y le da todo el aspecto de estar muertas
a sensaciones que creíamos muy vivas.

A veces el amor es tal como el olvido,
nos ha visitado ya, nos ha sucedido
y se va haciendo pequeño en la memoria.
Es como un “te amo” en el que no se cree,
como un poema de ésos que ya nadie lee,
el capítulo más triste de una historia.

A veces el amor no se parece a él mismo
porque las diferencias crean un abismo
que le afea por completo todo su aspecto.
Es como un beso sin destino, sin dueño,
como las imperfecciones tristes de un sueño
que hasta ayer nos pareció perfecto.

A veces el amor ya no quiere un nombre,
no importa si es de mujer o de hombre,
simplemente vaga por ahí entristecido...
Muy bien se podría en este caso asegurar,
que por decidirse con su esencia a jugar,
perdió un día su apuesta con el olvido.

A veces el amor es como luz que se apagó,
que no pudo con lo que antes tanto resistió
e inevitablemente vemos cómo se extingue.
Ya deja de ser la paz, la necesaria calma
y se nos desintegra en el fondo del alma
y de otros sentimientos ya no se distingue.

A veces el amor que tanto vivía se muere,
es como un ser vivo que ya vivir no quiere
y no obedece a una caricia o a alguna voz.
Es río que avanzaba y que ahora yace seco,
es la tristeza que demuestra el propio eco
cuando de pronto un día nos decimos adiós.