Majestuosos tus negros ojos, morena,
cuando me hablan despacio.
Impecable tu pequeña boca,
cuando sonríes nerviosa.
Portentosos tus pechos maduros,
cuando los miro de soslayo.
Primoroso tu cuerpo bronceado,
cuando caminas despacio.
Suntuosas serán las noches,
cuando te arrulle,
entre el antojo de mis aspirantes brazos.
Autor: Marco González Almeida
Venezuela 6 de Diciembre del 2012
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