La gran partida
El agua que ha movido
la piedra del molino, sigue el cauce
camino de la mar, donde se pierde
marcado ese camino que la encauce
a hacer su recorrido
y todo bien concuerde.
El río de la vida
no tiene sus caminos señalados
y cada cual, buscando su destino
caminos nos hacemos abnegados
buscando una salida
-y hacerlo con buen tino-
al duro vivir diario.
Sorteamos caminos en la vida
que jamás habríamos esperado
tememos no ganar esta partida
sufrir este calvario
sin ser de nuestro agrado
y al fin de tantas penas
creemos y esperamos recompensa
¡pensamos en llegar a ser eternos
lograr felicidad, la más intensa
y libre de cadenas!
o irse a los infiernos
¡sutil hipocresía!
Pretenden regalarnos, tras la muerte
aquello que nos niegan en la vida
sufrir, para tener tan buena suerte
¡después de la agonía
jugar la gran partida!
© Eduardo González Cuartango
06/12/2012 13:56:00