Me confundí de piel
cuando mojada,
se fue escurriendo
tu agua
por la sed
de mi memoria
tan helada.
Atravesando
mis volcánicos huesos
la carne temblaba,
pero no eras tu
el que me paralizaba,
ni tu boca,
ni tus dedos en celo
corriendo
por mi espalda.
Sedienta como estaba
me confundí de luz
en la mirada,
y te deje penetrar
una caricia enredada,
un gemido
de tormenta agrietada
un suspiro de arena
convertido en barro,
una turbia ola
que calmo mi espanto.
Me confundi de piel
deshojando fantasmas,
recurriendo al vació
que se me quedo
en el alma,
queriendo huir
de esa podrida cama,
donde solo el placer
fornico madrugadas.
Me confundí de piel
cuando quise
que de ella brotara
jazmines con alas,
aves perfumadas,
desafié todo un desierto
de propósitos muertos.
Me confundi de piel
de rojos veranos,
de otoños quebrados,
de mi mueca
que se quedo en tu risa,
de la quietud del mundo
cuando no escucha.
Del irónico adios
que me dejo desnuda,
empobrecida
amaneciendo
en otros rostros
que me dejaron heridas.
Me confundí de piel
ahora soy un barco
a la deriva
donde el naufragio
de tu voz
vive en mi todavía.
Ana@ocaña