Hugo Emilio Ocanto

Amor prohibido

Hoy te vi subiendo 

las escaleras de la iglesia.

Lo hacías con tu marido.

Una manzana cayó de tu bolso.

Me apresuré a recogerla,

y te la entregué.

Los tres entramos al templo,

la casa de Dios.

Todo era silencio.

La iglesia estaba poco iluminada.

Tú te sentaste al otro

extremo de mi asiento.

En ese templo tomé

mi primera comunión.

Hicimos cada uno nuestro rezo.

"Señor, te pido

por los necesitados

de salud, de trabajo, de paz, de amor...

Que todos podamos estar unidos."

De tanto en tanto nos cruzamos miradas.

Tratamos de evitarlas,

pero no podíamos hacerlo.

En un determinado

momento te vi con lágrimas en los ojos.

La gente entraba y salía como

correspondía en un lugar sagrado.

"Señor, que se cumplan

los deseos de bienestar

que el mundo deseamos,

te quiero mucho mi Señor;

siento en mi corazón el amor.

Este amor prohibido

que me hace sentir

la alegría de vivir.

Aunque ame en silencio mi amor,

quisiera gritarlo y pregonarlo.

Pero no puede ser,

estoy pecando con el pensamiento,

en la casa de Jesús.

Pero no lo puedo evitar."

(Perdón Señor)

Te levantaste, y fuiste

hacia la imagen de la

Madre de Jesús.

"Padre, que se haga tu voluntad.

Y la de mi corazón.

La amo y no puedo

expresárselo con palabras."

Amor, quiero mandarte

mi señal de sentimientos

hacia ti.

Pero sabemos que este amor prohibido

no puede ser. Pero no.

Nunca me arrancaré este

amor de mi corazón.

Siempre te amaré en silencio.

(Shhh...mente, olvídala)

No, no puedo.

Volviste a tu asiento,

y nos clavamos una mirada

de ternura indescriptible.

¡Soy feliz!Aunque no pueda decírtelo.

¡Soy feliz!

 Esta noche iré a dormir

pensando en ti.

¿Tal vez tú harás lo mismo?

Dime con tu mirada que sí...

Te quiero mucho.

Con solo tu presencia,

aún en la distancia,

soy feliz.

Te quiero mucho, aunque este

sea un amor prohibido.


Todos los derechos reservados del autor( Hugo Emilio Ocanto - 07/12/2012)