El salado, tu nombre parece predestinado al mal
Estas sembrado en el centro de los montes de maría
Eres como uno de esos pueblos pintados en la nada
Lleno de sombras, de espantos, leyendas y cuentos
Como los que narra el gabo en cien años de soledad.
Algo terrible ocurrió que marco a los saladeños
En febrero del dos mil, del dieciséis al veintiuno
Días que no olvidaran los que allí sobrevivieron
La masacre fue terrible de gritos y desespero
Descuartizaban los cuerpos como si fueran carneros.
Fueron sesenta y seis muertes, entre hombres, niños y mujeres
Ejecutadas si piedad por paramilitares (450)
Dejando tras sus espaldas sangre, dolor y lagrimas
A personas destrozadas sin esperanza ninguna
Y niños que van creciendo con recuerdos que torturan.
Las heridas muy profundas costaran restablecer
Y a todos los desplazados le será difícil volver
Porque sus seres queridos no los volverán a ver
Solo Dios sabrá el destino que les tocara correr
A todo el que se haya quedado que Dios se apiade de él.