Me muevo desde la inquietud del mundo
hacia el dolor de mi pueblo
que palpita con un eco de sombras
derramadas por las calles sadientas de luto
y de lágrimas bañadas de ignorancia.
Lo siento desde la angustia senil del anciano
hasta el llanto doloroso de un niño perdido
caminando sin rostro
por la senda que dibuja la inconciencia.
Lo miro perdido desde el laberinto de flores marchitas
hasta el camino de espinas que surca su anhelo,
diseñando en la espera inútil
su ideal de paloma mansejera sin retorno.
Por dónde transita la angustia que busca la fuente
de su cruel empeño?
Por qué se esconden las alondras en sus nidos
sin volar audaces por el lienzo de la comprensión?
Se extingue mi pueblo sumido en la tristeza
de voces silentes,
que gritan la pena del águila herido.
Pueblo mio que agonizas
desterrado de la luz que alumbra a la esperanza,
glorifica tu estrella junto al cantar de sirenas
que adormecen tu mirada,
y alza tus ansias sobre la constelación que sostiene
tus pasos.
Doblega tu mirar de mariposa derrotada
y remonta a las alturas tu vuelo,
junto al águila celeste
con el dulce matiz que te pintan
miríadas de estrellas.
LEO HENRY