Caminando sigo en pos de tu pisada
Confesando una verdad que me sofoca,
No me importa si asesina tu mirada
Con el látigo fatal de tu desprecio.
Solo un poco de tu amor divina gloria
Un “te amo” de tu voz entrecortada
Será el prólogo eficaz de nuestra historia,
Será el paño que me enjugue aquella lágrima.