carminha nieves

UN OCHO DE DICIEMBRE

 

 

Hace años la nieve vino pronto, como este año. Tenía encargado centenares de flores, para una hermosa iglesia, para que estuviera  lo mejor que sabia hacer, para el día ocho de Diciembre, (día de la Madre) ahora lo han cambiado.  Lo he pasado fatal, los camiones quedaran aprisionados en la carretera  por la nieve y hielo.  ¡Qué maratón! Llegaran el día anterior, la Iglesia era enorme, en Oporto, por detrás del Ayuntamiento,  volando, he tratado de  que llegaran, un equipo de amigas estaba esperando, fue  casi toda la noche trabajando. Pero conseguimos.

No ganaba nada, era por  mi voluntad de regalar algo a la Virgen.  ¡Tiempos!  No vuelven e tengo pena.

Las dos socias  que tenia ya  no viven, ¡cuantas bodas, bautizos, desde fiestas,  para hospitales, hasta  personalidades, extranjeras hicimos!

Desde  la princesa Diana de Galles, príncipe de Mónaco, Presidentes de Republica, inauguraciones de bancos, entre   ellos lo de Brasil.  E muchos más.  Trabajaba como loca, pero era feliz en medio de tanta flor, mis uñas e dedos es verdeados sucios e las manos doloridas, al fin de semanas plegando miles de metros   alrededor de las mesas  redondas e  rectangulares, todas con sus pliegas, perfectas. Fue bueno, fue lo mejor de mi vida, no importaba que casi no durmiera, miles de kilómetros hacia, pero era en realidad feliz.

Cuando al  marchar echaba una ultima mirada, casi no creía que habían sido mis manos que habían echo  parte de aquello todo.

Nunca aprendí nada de arreglos florales, nasció conmigo, tengo que dar gracias por eso a dios.

Pocas fotos tengo, quedaran en casa de una de mis socias, Mientras tanto  entre enfermedades e su muerte, no  quise incomodar a sus hijos.

No importa, tengo todo plasmado en mis recuerdos, no hacía para los otros, era para mi satisfacción personal.

Desde joven. En la víspera de mi boda, no me acosté, anduve poniendo alfombras en la entrada de mi casa, las flores, arreglando todo, sola n ayuda de nadie. Cada uno nasce con sus dotes e sus tendencias, ¡si era feliz, por qué no  hacerlo?

Hoy ya nada de estas cosas hago, solo en mi casa, cambiando de sitio, muebles e  intentando tener una casa agradable e con muchas flores.

En cuantas casas he dejado  ramos preciosos en jarras, quizá ya no existan, el tiempo todo gasta, pero mientras estuvieran para alegría de sus dueñas  era un poco de mi que allí estaba.

Un ramito de flores iré a poner a la Virgen, no importa cual, son la misma la Madre de Dios e mi Madre, yo no la olvido nunca, ni la cambio por nada.

Moriré como nascí sin saber para donde voy, sin consciencia de nada, no es lo mismo, pero en el sentido del   desconocido las dos son iguales.

Virgen, echa una mirada, con Tus manos regala  esperanza, a este mundo, tan  destorcido, tan ajeno de ti e de los valores que Tu Hijo nos ha enseñado.

Que  pueda por muchos anos dejar en tu altar mi sencillo ramito de flores. Perdona algo que hice sin pensar, ¿sabes? Es humano errar.

Ocho de diciembre, día de la Inmaculada, día de estar  junto a Ella e  pedir su protección. La necesitamos tanto como el pan de cada día.

Oporto, 8 de Diciembre de 2012

Carminha Nieves