Dulce Esperanza

CONDENA PERPETUA

Un sueño que emergió de lo más profundo,

Misterioso y angustioso episodio nocturno,

Mensajero cruel y despiadado   

De mi condena perpetua al pasado.

 

Mensajero que me devolvió a la más insufrible

A la verdad más implacable y terrible,

Porque los años y la distancia no han mermado

El dolor de tu ausencia en mi costado.

 

Y aunque tengo la absoluta y racional conciencia

De haberte prohibido,

De haberte condenado,

De haberte silenciado,

De haberte callado,

De haberte mil veces enterrado.

 

Siempre resurges del volcán profundo

de mi tierra indomable

como sonrisa de niño, como mirada entrañable,

como pasado tiernamente añorado,

como presente tristemente desesperado.