Un sueño que emergió de lo más profundo,
Misterioso y angustioso episodio nocturno,
Mensajero cruel y despiadado
De mi condena perpetua al pasado.
Mensajero que me devolvió a la más insufrible
A la verdad más implacable y terrible,
Porque los años y la distancia no han mermado
El dolor de tu ausencia en mi costado.
Y aunque tengo la absoluta y racional conciencia
De haberte prohibido,
De haberte condenado,
De haberte silenciado,
De haberte callado,
De haberte mil veces enterrado.
Siempre resurges del volcán profundo
de mi tierra indomable
como sonrisa de niño, como mirada entrañable,
como pasado tiernamente añorado,
como presente tristemente desesperado.