No quiero ser neblina
ni pájaro detrás de una ventana.
- Ha cristalizado el grito
su horror permanente a los reflejos-.
No quiero ser la almohada
de recuerdos cabizbajos
ni cargar en mis espaldas las siluetas
de fantasmas que aún transitan la escalera.
Vuela el tiempo rasante por la casa
y se hace cuerdas de violín en las cortinas.
- Los recuerdos ya no son en las fotografías
antiguas mariposas muertas-.
Como siempre no me apetece el humo
ni las vueltas de la ruleta rusa.
No es un drama el hollín de mis ojeras
ni el apuro de Mozart por la vida
No me afligen los libros que me esperan
formados en orden de abandono.
Solo no tengo ganas de estar triste
como mueble guardado hace algún lunes
como campana empolvada en su vacío
como turista divagando un mundo ajeno.