Andra

Ausencia...



Frente a mí está la ausencia,

ausencia de las letras de mi pluma,

del amor que tanto añoro…

Más no puedo trazar mis sentimientos,

divagan perturbados los versos en mi mente,

más no puedo darle el cuerpo por completo.

 

No quiero pensar en la existencia,

vivo así mi vida plena y completa,

quiero soñar las ilusiones perdidas,

más mi mente se pone en blanco y se opone.

 

Mi corazón  unido eternamente a mi pluma,

con tinta de mi sangre día a día  escribe,

pongo en ellas la vida de mis sentimientos,

alegrías y tristezas trazadas en el lienzo de mi existencia,

pienso escribir los versos más bellos de alegrías,

tantas circunstancias porque bendecir la vida,

más no puedo…

Mi corazón y mi pluma siente la soledad que acompañan a mis días.

 

A veces; río… si río…

río, de las travesuras de mi niño,

río, también de mi gato trepador de aventuras,

y río también de la vida misma…

a veces lloro, si  lloro,

lloro, por tanto…. Que he perdido,

las lágrimas corren por mis mejillas,

más no amargo mis días por  lo que es la vida,

levanto mí mirada al Dios del Cielo,

le pido ayuda….

Y día a día por las mañanas cuando  yergo mi cuerpo ante mi cama,

él  me da fuerzas y con rumbo fijo enfrento la vida…

 

Esa vida, esa indolente vida,

que te da tanto y luego te quita,

esa que premiando la existencia humana,

regala amor y luego soledad misma,

esa… si esa…

Esa que mira desde lo alto,

con risa burlesca, la que te enseña,

la crueldad del ser humano,

pero divinamente a veces premia,

ella que complot del cielo,

transforma al más cruel y despiadado,

en manso borrego…

Si, la vida….

así es la vida…

 

 

Neruda con sus versos escribió un día,

“Puedo escribir los versos más tristes ésta noche”

y yo… embriagada en sus versos,

sigo las huellas de su melancolía.

 

Melancolía…

si,  tristes versos,

me apasiona plasmar los versos tristes,

como para traslucir los sentimientos del alma,

desahogo pleno de mis pensamientos,

y pienso, si es pecado la tristeza en ellos,

más las escrituras me dicen lo contrario,

pecado sería guardar amargura en mi vida,

porque la amargura es pecado delante de Dios,

más la tristeza es reflejo de los sentimientos del alma,

¿Quién no ha sentido en su vida tristeza?

¿Quién no ha llorado por algo que ha perdido?

si lloro José al ver a sus hermanos,

Conmovido por sus entrañas, lloró José.

lloró, David por Jonathan,

lloró, por Lázaro Jesús,

lloró, Ana al pedir un hijo a Jesús, Lloró.

 

Mi mano tiembla junto a mi pluma,

leyendo detenidamente mis letras,

me asombro de la inspiración que ha nacido,

me encontré divagando junto a la inspiración ausente,

me encontré ausente a mi musa,

más hoy siempre estaré presente.