Antonio B.

Aullando.

Aúlla el río al sueño que se hizo noche, diseccionando la tierra en parcelas cicatrizadas de dentro hacia fuera, pasaje optimista de quien a perder nada tiene, muda señal transformada en lágrima caducada, en la verde llanura de mis dudas acumuladas.


Lanzo un grito, desnudo, frío, crudo. Buscando en su eco, la paciencia que ya no tengo, en esta impertinencia que me arropa de tiempo, en lo más alto de mi enterrado optimismo, dejo flores y rezo, ante del hueco reflejo, que altera mi sentimiento.