Recogí el pensamiento
junto con las monedas
que llevaba en el bolsillo.
cuando vi que en aquella tienda se detuvo,
que sus ojos traspasaban la vidriera,
y con los gestos, propios de la edad
acariciaba un juguete a través del vidrio.
Devolví la mirada a la otra acera
vi otro con raidas ropas y con frío
que doblaba la esquina dando tumbos
con la mano extendida
y con un fuerte olor a desnudez de amigos.
El pensamiento que guardé
se me escapó de pronto.
Me pregunté por qué,
aún no hallo respuesta
Es tan pobre mi poca riqueza.
Que mis descalzos solidarios pies
siguieron su camino por las calles
para dejarlos a merced de su destino.
_Solo tengo unas monedas
para el pan y la leche de mis hijos_
!Maldita pobreza¡
Aun así la verguenza me enrojecía la cara
cuando solo acariciaba
las monedas de mi bolsillo vacío.