En el albur de la noche, mi pensamiento con tu nombre, expedito, transparente. Cubierto de esa sábana oscura, brillante, con resplandor de plenilunio, siendo la chispa de mi inspiración, una vez más, siendo el lleno de mi corazón.
Cierro los ojos, afortunado, por tener la certeza de que siempre contaré contigo, de tenerte a mi lado, por llenarme de orgullo al decir que eres mi amiga, al sentirme agradecido por saber que un día como hoy, Dios te dio vida.
Abro los ojos, colmado de estupor, lanzado al endrino de la oscuridad, viendo las estrellas tiritar y de nuevo, afortunado. Porque quizás habrá tiempos de suplicio, quizás mi alma porfía se encuentre cansada o tal vez su aurora desvanezca en pleno solsticio, pero tú, el crepúsculo de mi paisaje, la margarita de mi jardín, el color de mi música suave, tú, vas a estar allí.
Amiga de mi vida, sonrisa de mi ser, más que el poeta, por siempre, el amigo de tu querer