si puedes ver y una estrella parpadear
entonces tu fallo no ha sido tan fatal;
ruega al cielo, dí al viento
que el duro castigo del sollosar
una lagrima que el olvido te ha de arrebatar;
que dicho escarmiento
no te pueda alcanzar...
simplemente escribo,
por que no se cual es el dilema
de la vieja pena.
F. Eduardo Liévano