Llegaron despacito, silenciosos, bajaron del cielo mis angelitos
hermosos, bellos y perfectos como príncipes y princesa
de cuentos en reinos lejanos.
Quisiera tenerlos
nuevamente junto a mi, chiquitos, llevarlos de la
mano, apretarlos en mis brazos, caminando a mi lado.
Verlos correr en el parque como antes en días de verano.
Despertar en las mañanas y encontrarlos durmiendo
en mi cama junto a mí, acurrucados.
Cuánto los extraño.
Cada día que paso sin ellos es un día más que añoro a
mis ángeles un día más que no tengo a mis estrellas
en el horizonte gris y opaco.
Agradezco mucho al cielo por habérmelos prestado.
Por esos años tan hermosos que ellos me han
regalado, por todo el amor que me han dado
sin esperar nada a cambio.
Y por todas las cosas lindas que
ellos me han enseñado.
Esos niños brillantes que llegaron un día
para iluminar mi vida y la hicieron
especial y bella.
Extraño tanto a mis cuatro ángeles…
Me conformo ahora con tenerlos
por ratitos; en mis sueños.
Los veo siempre siendo niños
jugando corriendo a mi lado.
Amo, adoro a mis angelitos.
Brillantes estrellas que vinieron a este mundo
para hacer de mi vida algo tan especial.
He aprendido mucho junto a ustedes.
Gracias por todos los momentos de
felicidad que he pasado a su lado.