San petesburgo
( los últimos capítulos de la epopeya de Napoleón , con destino igual que años después otro dictador enterro los sueños de dominar el mundo en las gélidas estepas del invierno ruso, por meterse en la mente de un coronel que nunca más ha de luchar ; porque en cada derrota el tiempo nos devuelve con una eternidad para que sueños grises uno se pueda siempre cuestionar )
Blanco , sepia…
Y esta bruma que me ahoga,
Rayos de sol partidos entre tinieblas.
Y mis dedos agarrotados…
Una orden , casi una súplica
Que se repasa sin percibir .
Donde quedaron , blasones brillantes ;
Si hasta el lustre de las botas perdió la luz.
En tu semblante ya no hay más fuegos ,
voces huecas que rumian con los últimos dientes
y el frío latigante que no conmueve más .
Paso a paso , mudos siguen
Por miedo a cerrar los ojos
Y no poder despertar jamás .
Continua , desengonzada serpiente
Zigzagueando ebria por parajes antiguos
Que hoy cambiaron guirnaldas por la obscuridad .
L a mancha roja en la nieve alba
Dice que la derrota ya es un olvido más ,
y renegarlo todo sólo por un trozo de pan .
Ya no hay más escuadras , mucho menos regimientos
Solo la jauría , cabizbaja ,silenciosa y moribunda ,
Que por puro instinto retornando va.
Y si restan pocos ,
Donde la conciencia pueda reposar ,
Día a día nos exigirán respuestas
Por tantos horrores ,
Por miles de gangrenas , Por heridas hondas
Que ningún húsar jamás podrá apagar.
Eterno castigo de quien,
por ideales turbios ,
Emprendió la marcha
sin rumbo final.
Ahora y siempre guardaré conmigo
Todos los gemidos , todos los aullidos
Que noche adentro ,en cada atardecer
Me obligarán nuevamente a cabalgar.