En el lóbrego recinto frío
de mi habitacion, yo espero,
anhelando tu presencia, quiero
sentir tu fuego ardiente, mío.
Te llamo en silencio, en rumores...
¿donde estás amado cielo bello?
no veo de tu estrella su destello
ni aspiro de tu piel esos olores.
A mis oídos no ha llegado el murmullo
celestial de tu voz, cual melodía,
que me da tranquilidad como un arrullo.
De DIOS, que en la bella sinfonía,
coral de los ANGELES, -tu compañía-
te recuerden que mi amor es solo tuyo.-
Por: Alejandro O. de León Soto
Tijuana, BCN, MEXICO, 12/13/12