Como director espiritual de este convento
Me toca la madre superiora.
!Pícara esta señora!
Cuando le enseño los diez mandamientos
Me pregunta que es fornicar
Y yo me pongo rojo
Por estar mirando sus senos
Un par de monumentos
Que se los quisiera San Sebastián.
En los paseos por la tarde
Cuando debemos profundizar en lo espiritual
Nos adentramos en un bosque y nos perdemos en este templo
Y poco más allá del arroyo
Nos sentamos a meditar
Con las manos en nuestros cuerpos.
Detrás de esto esta Dios
Me digo hacia mis adentros
Que yo no le veo pecado
A la textura de sus besos.
Pero de pronto el diablo
Saca su cola de fuego
Y la hunde en nuestros corazones
Con lujuria y sacudimiento.
Y no podemos detenernos.
El diablo nos ha atrapado
Y terminamos en el confesionario
De nuestros propios misterios.
Creo que comeré manzanas
A la hora de almuerzo
Por lo menos una vez al mes
Cuando vuelva por su refuerzo.
Ahora me tengo que ir
Que me perdone el universo.