Un quejido rosado nace iluminando el cielo
ahí donde nosotros nos amamos desnudos sin hablarnos
donde nos acariciamos como dos ciegos un suspiro
y entonces nace un infinito mar de besos en nuestros pechos
besos que incendian convirtiendo en cenizas el universo
el deseo crece y se extingue llegando a lo imposible
que es el olvidar tu cuerpo poblado de astros y deseos.