Dame que decías
la oportunidad que me libre de mí
de esta pesada losa en los ojos
que me va tiñendo las visiones
con oscuras mazmorras infectas
De esta melodía morbosa
que va cubriendo las carnes
con un vello de moho
cual sábana tejida por la parca
De este aliento de beso
que me soslaya en vicioso circulo
y que con fragilidad burlona
me regala la carcajada de su ausencia
Dame te digo
un nombre que no pida la oportunidad
de librarse de su límite
(Kabalcanty. 1989)