¿Qué es lo que busco en esta tierra?
Inmortalidad, eso es lo que quiero,
No de esa de la que hablan los guerreros,
Los brahmanes o los hechiceros;
Una eterna fotocopia de mi alma,
Que renazca con cada lector,
Ser un poema, un puñado de lo que soy.
A ti mi querido igual, que lees esto desde otra ciudad,
Tu que en este momento te sientas conmigo,
Tomamos café y fumamos algún cigarrillo,
Que te muestras atento, y yo contigo me divierto,
Siénteme, siénteme por qué ahí estoy, justo a tu lado.
Cuantas cosas de mi te podría dar, verso con verso,
Como un alma blanquizca con millares de textos negros.
Yo que soy tan exquisito como lo eres tú,
Me detengo contigo, te abrazo contento.
¿Por qué contento? Por qué te tengo conmigo, y tú me tienes,
Me tienes como ningún otro ser me ha tenido, expuesto, vertido.
Cuentan los ancestros en el mundo completo,
Que el hombre es como los sonetos, cambiantes, irreales,
Como cuadro de Dalí o escarmiento de Sade;
¿No es acaso que el hombre es como el ciervo, como la rosa o el cuervo?
Que en lo que él quiera su alma se mescla,
Se hace una, se copia a semejanza inmaculada y cierta.
Seduzcamos juntos un segundo a la vida misma,
Conozcámonos de cerca, juguemos a las escondidas con la muerte,
Miremos el ocaso, como lo he hecho tantas veces,
Y despertemos al amanecer, y viajemos juntos hasta lo más profundo de mi cosmos,
Del universo de mi mente de maraña, circo y teatro.
Entonces, hagamos recuento de los daños,
Tal vez estoy vivo, tal vez circulo con los muertos ¿Qué más da?
Lo que importa es que tú estás conmigo,
Y juntos, hojeamos mi ser tal cual.
Vamos mi querido lector, sin miedo,
Inmiscúyete en mi mente, vivamos la ocasión;
Hoy eres mi invitado, conozcamos el llano desolado de mi melancolía,
O el ardor infernal de mis pasiones efímeras,
Pero vamos de la mano, hombro con hombro, con sueños tomados del brazo.
Bienvenido seas, a mi eterna existencia,
A lo que es mío como lo es del mundo,
Entra conmigo, conóceme de cerca.
Y cuando termines de leerme,
De convivir con cada estrella, cometa y planeta del hombre que alguna vez fui, soy y seré,
En ese momento te abrazare, y tú me abrazaras, lo sé, sé que lo harás,
Y juntos nos despediremos, hasta el próximo hola,
Hasta el próximo encuentro celestial, la siguiente hora de lectura.