El viento limpió de nubes
al cielo que oscurecía;
mientras tanto yo mantuve
la esperanza que vendrías
La esperanza que vendrías
la abrigué en todo momento,
y ahora siento alegría
de pensar en el encuentro.
De pensar en el encuentro
con aquellos que se fueron
y uno lleva muy adentro
desde el día que partieron.
Desde el día que partieron
la vida no ha sido igual;
porque siempre nos hicieron
ser alguien muy especial.
Ser alguien tan especial
es privilegio divino.
Por eso sueño al final,
¡encuentro y brindis con vino!
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Autores: Cristina Díaz Villate y Alejandro Díaz Valero