Aún me hace falta conocer mucho de ti, aún me declaro ignorante. Pero puedo conocer lo que me dicen tus ojos puedo escucharte mirándote, puedo interrogarte besándote. Hacerte preguntas por más de un minuto haciendo sueños mis deseos mientras despierto te interrogo. Así que trato de hacer preguntas largas, tan largas como una oración, como un párrafo. Quiero hacer una novela mientras te interrogo. A medida que mis preguntas se desvanecen y me miras queriendo interrogarme mis ganas por contestarte con preguntas laten sobre mi lengua. Entonces los labios se mueven por sí solos contestando y preguntando desenfrenadamente, con fascinación, conociéndote. Aún me falta por saber mucho de ti. Pero al sentir mis labios temblando, como tu reflejo sobre el río y los tuyos, como una flor flotando en el viento, dibujándonos en un solo retrato, ya es suficiente y me basta.