El lenguaje misterioso
del lago en la orilla
es cómplice amoroso
cuando un amor se perfila.
El oleaje encrespado
producía ópticas ilusiones
y dejó atrapados
nuestros corazones.
Tu dulce mirada
y tu palabra elocuente
se hicieron aliadas
del lago y el puente.
Allí ante el horizonte lejano
entre pescadores y barcazas
sentí el calor de tus manos
y tu pasión cuando abrazas.
Fuimos dos espectadores
que tomados de la mano
fuimos a sembrar amores
a la orilla del lago.
El oleaje manso, siguió su curso
mientras las barcazas se mecen;
y al morir la tarde nos fuimos juntos
embebidos de un amor que no languidece
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