Miraste mi rostro,
no encontraste nada,
Mis ojos saben que es intentar,
Buscaste entre el iris,
Pero sólo dos partes inertes,
Dos páginas en blanco pudiste hallar.
Seguiste mirando,
Mirando sin hablar,
Mirando mis dos pupilas,
Mirando, tratando de buscar.
Yo no oculté nada,
Ni el cansancio, ni la soledad,
En mis ojos siempre está mi alma,
Esa es mi forma de comunicar,
No te esfuerces en lo obvio,
Sólo aprende a mirar.