Del robusto paisaje onírico,
brota como flor en el desierto,
un delirio, un deseo que
trastorna mi serenidad.
Una transición de imágenes,
que como cortos de película,
inundan con alegría mis
sentimientos.
Aquella fantasía,
donde los dioses de barro sueñan,
en donde estribé mi amor.
Pero aquel árbol alegoría de nuestro amor,
se ha difuminado entre grises amargos de un adiós.
Me has abandonado, me has herido.
Soy una tonta, pero no por haberte amado,
sino, por seguirte amando como si nada.
Astringente amor,
que no puedo arrancar,
ha sido un fortuito sueño,
que ahora, será por siempre mi realidad.
Black Lyon