Una habitación, ambos en el mismo espacio, él sentado a la mesa con una taza de café en la mano.
La vista baja, apuntan sus pupilas para beber un trago...
Ella de pie, levanta platos, todo es silencio.
Entonces él quiebra su afonía, hace un comentario:
- Hoy reíste mucho.
Ella contesta serena:
- Sí, reí bastante.
- No fué conmigo. (Observa él.)
Ella tranquila su vista lleva hacía él, aún está de pie, con platos sucios sobre sus manos.
- No amor, no fué contigo.
- ¡Siento celos, ¿no lo ves?!
Ella lo mira con ternura, dolor y resignación y enseguida le contesta:
- Hoy sentiste lo mismo que he sentido yo cuando te miro reír con otra y no conmigo. Cuando te observo pasar tu brazo por la cintura ajena, ofrecer una copa y hasta descubro que tus ojos brillan más intensamente.
Cuando en mi interior siento a mi alma dejar de palpitar y en ese instante siento las lágrimas asomar y contenerlas para no demostrar que igual que en tí los celos también pueden obrar.