Galletas, bizcochos y panes
mojados en chocolate caliente
me provoca comer en las tardes
cuando mamá nos consiente.
O acaso leche con cereales
o palomitas de maíz;
para mí, todas son especiales
porque me hacen muy feliz.
Las meriendas tan sabrosas
son parte ya de mi vida,
igual que los cuentos y prosas
y los versos con sus rimas.
Alejandro J. Díaz Valero