Son tus muros
tu gris
huele tu gris
el hueco sin aire
la sombra débil de una paloma
son tuyos ahora
las migajas en la piedra
las piedras sobre las rodillas
las cucarachas en el colchón
el polvo de tus parpados
caídos en el hierro de los barrotes
son tuyos ahora
los oficiales que te escupen como guanacos
los compañeros que te lastiman el ano
el ardor y el perfume de todas las ratas de la ciudad
son tuyos ahora
como también la luz
que agoniza en tu conciencia.