Karel Calixtro
A Jenny Rivera.
De su talentosa familia ella era el caramelo. Su angelical voz nos hace llorar en la sala al recordarla con pasión; Mientras su voz jala a escuchar, cantar y vailar con anhelo. Su carisma despertó en unos pocos celo pero su precencïa divina atesorala porque su suave trinar en muchos cala. Ella volvió al mexicano sagrado suelo. Allí brilló el reflejo del sol en su ojo. Acarició el vïento su suave pelo. Ya no la verán algunas envidiosas malas. Esa tarde el cïelo estaba muy rojo. Dicen que Jenny Rivera cayó del cïelo. Yo vi a la diva, en una nuve con alas.