Curarigua callado y reservado,
guardas en tu memoria los sagrados recuerdos de tu historia
de la infancia de hijos que han marchado,
buscado progresar en algún lado,
la vida les ofrece otros matices
y ellos sin querer deben irse
partiendo de tu lado algunos tristes,
temen no volver a sus raíces,
y tú esperas apacible sus llegadas,
conservando tu magia tierra amada,
como la madre espera el hijo perdido,
guardando para siempre el mismo nido,
les recibe alegre y jubilosa,
abriéndoles tus brazos
y sentándoles contenta en tu regazo..