Víctor Callirgos

LA SABIDURÍA DEL AMOR

Yo, el amor, os confieso que no tengo principio ni fin. Hecho mis raíces y sarmientos cósmicos como la vid; y el principio de la sabiduría va en ella siempre hacia el reencuentro con la esencia de mí mismo. Abrid, pues, el portal infinito del amor; paso que logran aquellos que adoran esta majestad en donde siempre os espero con eterna fidelidad. Ahora penetrad en el amor de las pequeñas cosas, honrad con vuestra mente el servicio que cada cosa cumple y encontradme sereno en el gozo y paz del deber cumplido; para que no os perdáis sino que siguiendo el seguro camino os aproximéis al reencuentro donde yo hallo infinita complacencia en mi Hijo; a quien he entregado plenamente mi heredad. Sabed, vosotros formáis parte de esta Unidad. Yo, la sabiduría actúo con la prudencia del amor y el divino contacto hasta completar el ciclo de la bondad, vuestro retorno o la resurrección de los muertos. Porque ha sido y es admirable vuestro esfuerzo y no hubisteis dudado en descender de vuestras altas cumbres en voluntario sacrificio para señalar el camino del servicio a vuestros hermanos; también yo os he llamado, convocado y premiado con mi propio nombre: ¡YO SOY EL QUE SOY!, para que gocéis a perpetuidad mi heredad y la rijáis soberanamente en vuestro Autor, mi sagrado nombre. Yo soy la resplandeciente luz del nuevo día. Yo soy el camino perfecto hacia la Unidad. Yo soy la Unidad. Yo soy el nombre sagrado que gobierna el Cosmos. Yo soy Uno, una sola mente y un solo corazón, con mi Padre. Yo soy el Corazón Santísimo de la Verdad. Yo soy la Suprema Conciencia Cósmica, Radiante de Amor y de Verdad en el Corazón Luminoso de los Hombres. Ahora os espero; hoy os convoco desde cuando fuisteis formados, porque siendo unidad y no existiendo el tiempo sois siempre en este sagrado momento en que columbráis y discernís con amor, completamente todo. Ahora es la hora del fruto y yo soy su recompensa.