Van girando mis pensamientos
en la vías ferrocarriles de mis instintos,
viajando sin paradas o boleto,
sin cabinas, cortinas o asientos.
Hoy luchan con la voz del razonamiento
cual le advierte al corazón de sus acciones,
le susurra al oído el consejo
que mañana puede socorrer sus emociones.
Un conflicto se origina en mis sentidos
pues la intuición ha matado la conciencia,
los deseos corren sueltos y paralelos,
haciendo nula la madurez y la prudencia.
Es que el encanto de la imagen me conmueve
a un paraíso sin censura, sin injusticias.
Es como un divino éxtasis pero abstracto
cual da lucidez a mis más ilustres teorías.
“Regresa”, le pregono a mis manos.
A mis pies les digo “ven te necesito”.
Al corazón le digo “opaca los rugidos
de la alta frecuencia de tus latidos.”
Porque mis ojos han rechazado el reposo,
han preferido las veredas intangibles
y han encontrado complacencia en los desvaríos
de la magna imaginación de mi mente.
“Descortés” le exclamo al discernimiento
mientras combate cual guerrero en el camino,
buscando realidades en las transparencias,
inquiriendo virtud y continuo equilibrio.
Daniel Badillo